Viajar es uno de los mayores placeres de la vida, descubre los territorios montañosos de los Balcanes con sus playas de arena blanca, observa la Torre Eiffel iluminada, mójate bajo la lluvia de Vietnam, pasea por la calles de Estambul con su increíble olor y su mezcla de colores, visita el Gran Bazar, caminar por las calles de Nueva York como si estuvieras dentro de una película, visitar el Castillo de Praga, entrar por primera vez a Qutab Minar en Nueva Delhi, una cena romántica al borde del rio Sena en París, o visitar el Coliseo Romano o las cartacumbas en Roma, o la ciudad de Petra, el Mar Muerto, el desierto de Wadi Rum… viajar te abre la mente, aporta sensaciones nuevas, hace volar la imaginación, estar abierto a abrir tu corazón entre pasos de viajes que están por hacer y algunos que nunca olvidarás, todos ellos aporta un cierto cosquilleo de emoción difícil de superar.
Si de verdad quieres ser feliz, viaja, si quieres sentirte viva/o viaja, no es nada complicado es así de simple, ¿conoces a viajeros? ¿conoces a aventureros? Y como es su cara, ¿irradian felicidad?, estoy segura que si. No es una cuestión de ir muy lejos, sino de escapar de la rutina diaria, escapar del atontamiento de la rutina diaria, sé curioso, no te conformes convierte en esa persona que siempre quisiste ser, una persona libre, se un valiente, no esperes a nadie, viaja solo si te apetece, decide cuándo, cómo y a donde ir, sin tiempo, sin días, eres tu el que pone los horarios.
Disfruta de cada paso, de la naturaleza, siéntate en cualquier rincón, observa, escucha las olas del mar, mira las hojas caer, piérdete en un atardecer y disfruta la vida.
“Dentro de 20 años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste. Así que desata amarras y navega alejándote de los puertos conocidos. Aprovecha los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre”. Pablo Neruda